viernes, 29 de abril de 2016

23 de abril de un año terminado en 16

 
Tenía 10 años cuando descubrí que Cervantes y Shakespeare habían muerto el mismo día. Ahora se habla de que fue con un día de diferencia pero en aquel Tesoro de la Juventud donde lo descubrí decía exactamente la misma fecha (que para colmo era también la fecha de nacimiento de Shakespeare - se usa ahora la de su bautizo, tres días después, pero en aquel Tesoro de la Juventud era también un 23 de abril).

Ese día en que me sentí arqueólogo, vi aquel 1616 en la muerte de Cervantes y pensé que se parecía mucho al número que había en mi cabeza que indicaba la muerte de Shakespeare. Busqué en otro tomo destartalado y lo encontré. Y no solo era el mismo año, sino el mismo día. Y me asusté. Me asusté de ser la única persona en el mundo que supiera eso. Ese miedo a descubrir algo grande que tenemos los mortales.

Se lo dije a mi mamá, quien asintió con la cabeza y se puso a hacer otras cosas. Se lo dije a alguien en el aula pero sin mucho lío. En los años por venir se lo dije a algunas personas que me parecían interesantes pero nadie nunca lo vio tan trascendente. Había cosas más importantes en la vida. Como vivirla.

Y mientras tanto, en mi cabeza, no podía evitar pensar en aquel día de 1616 en que Shakespeare y Cervantes decidieron irse juntos para pasarse la posteridad haciéndose bromas mutuas de "ser o no ser" o "dime, cabrón, el nombre de aquel lugar de la Mancha" mientras la lengua española y la lengua inglesa (que no son cualquier lengua) se quedaban huérfanas a la misma vez.

Nunca en 33 años he encontrado a alguien cuya primera frase sea "¡Shakespeare y Cervantes murieron el mismo día!". Todo el mundo parece más interesado en otras cosas. Así que yo me lo guardé también. Escondí mi gran descubrimiento. Cuando llegó la Internet a mi vida y vi las fechas ya con un día de diferencia me dije que era mejor así. Que yo no había descubierto nada y que podía morir en paz como todo buen mortal al que no se le concedió ningún secreto extraordinario. Tenía permiso para ser mortal. Ese miedo que le tenemos los simples a la grandeza.

Pero secretamente siempre he sabido que sí se fueron juntos. Como también sé que no soy el único que lo descubrió por sí solo, pero eso no hace mi descubimiento menos relevante. Es mío. Y me hizo sentirme solo pero también grande. Y grande es más importante que solo.

Hoy se celebran 400 años de aquel día. Y me pasé el día haciendo otras cosas. Cosas irrelevantes y estúpidas. Si hubiese sido el niño de 10 años habría esperado este día rodeado de mis libros pero me lo pasé haciendo tonterías. Pensando en que estoy solo más que en que no soy grande. Prueba evidente de que soy un mortal y no me merezco la grandeza de haber descubierto que esos dos se fueron juntos.

Pero ahora, al final del día, esa cifra con tantos ceros me cayó encima. Me di cuenta que cuando se cumplan 500 ya yo estaré muerto, así que dejé lo mundano que estaba haciendo y me puse a pensar en qué estarán haciendo esos dos allá arriba 400 años después. Si ya habrán revelado el nombre del lugar en la Mancha y si se habrán puesto de acuerdo en si ser o no ser.

Y tuve 10 años de nuevo. Y me sentí grande por un rato. Como debe ser.

Ya son las 2:00 am del 24 de abril pero no importa. Como no importa que oficialmente Cervantes se haya ido realmente un día antes o que yo no llegue nunca a ningún lado. Yo soy como el Quijote y vivo en mi cabeza que altera datos para hacerse el héroe, así que lo único importante es que Shakespeare y Cervantes se fueron juntos y yo lo descubrí cuando tenía 10 años. Y hoy lo conmemoro rodeado de mis tomos del Tesoro de la Juventud y haciendo finalmente público mi gran descubrimiento.

"Shakespeare y Cervantes murieron el mismo día".


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