Tenía 10 años
cuando descubrí que Cervantes y Shakespeare habían muerto el mismo día. Ahora
se habla de que fue con un día de diferencia pero en aquel Tesoro de la
Juventud donde lo descubrí decía exactamente la misma fecha (que para colmo era
también la fecha de nacimiento de Shakespeare - se usa ahora la de su bautizo,
tres días después, pero en aquel Tesoro de la Juventud era también un 23 de
abril).
Ese día en que me
sentí arqueólogo, vi aquel 1616 en la muerte de Cervantes y pensé que se
parecía mucho al número que había en mi cabeza que indicaba la muerte de
Shakespeare. Busqué en otro tomo destartalado y lo encontré. Y no solo era el
mismo año, sino el mismo día. Y me asusté. Me asusté de ser la única persona en
el mundo que supiera eso. Ese miedo a descubrir algo grande que tenemos los
mortales.
Se lo dije a mi
mamá, quien asintió con la cabeza y se puso a hacer otras cosas. Se lo dije a
alguien en el aula pero sin mucho lío. En los años por venir se lo dije a
algunas personas que me parecían interesantes pero nadie nunca lo vio tan
trascendente. Había cosas más importantes en la vida. Como vivirla.
Y mientras tanto,
en mi cabeza, no podía evitar pensar en aquel día de 1616 en que Shakespeare y
Cervantes decidieron irse juntos para pasarse la posteridad haciéndose bromas
mutuas de "ser o no ser" o "dime, cabrón, el nombre de aquel
lugar de la Mancha" mientras la lengua española y la lengua inglesa (que
no son cualquier lengua) se quedaban huérfanas a la misma vez.
Nunca en 33 años
he encontrado a alguien cuya primera frase sea "¡Shakespeare y Cervantes
murieron el mismo día!". Todo el mundo parece más interesado en otras
cosas. Así que yo me lo guardé también. Escondí mi gran descubrimiento. Cuando
llegó la Internet a mi vida y vi las fechas ya con un día de diferencia me dije
que era mejor así. Que yo no había descubierto nada y que podía morir en paz
como todo buen mortal al que no se le concedió ningún secreto extraordinario.
Tenía permiso para ser mortal. Ese miedo que le tenemos los simples a la grandeza.
Pero secretamente
siempre he sabido que sí se fueron juntos. Como también sé que no soy el único
que lo descubrió por sí solo, pero eso no hace mi descubimiento menos
relevante. Es mío. Y me hizo sentirme solo pero también grande. Y grande es más
importante que solo.
Hoy se celebran
400 años de aquel día. Y me pasé el día haciendo otras cosas. Cosas
irrelevantes y estúpidas. Si hubiese sido el niño de 10 años habría esperado
este día rodeado de mis libros pero me lo pasé haciendo tonterías. Pensando en
que estoy solo más que en que no soy grande. Prueba evidente de que soy un
mortal y no me merezco la grandeza de haber descubierto que esos dos se fueron
juntos.
Pero ahora, al
final del día, esa cifra con tantos ceros me cayó encima. Me di cuenta que
cuando se cumplan 500 ya yo estaré muerto, así que dejé lo mundano que estaba
haciendo y me puse a pensar en qué estarán haciendo esos dos allá arriba 400
años después. Si ya habrán revelado el nombre del lugar en la Mancha y si se
habrán puesto de acuerdo en si ser o no ser.
Y tuve 10 años de
nuevo. Y me sentí grande por un rato. Como debe ser.
Ya son las 2:00 am
del 24 de abril pero no importa. Como no importa que oficialmente Cervantes se
haya ido realmente un día antes o que yo no llegue nunca a ningún lado. Yo soy
como el Quijote y vivo en mi cabeza que altera datos para hacerse el héroe, así
que lo único importante es que Shakespeare y Cervantes se fueron juntos y yo lo
descubrí cuando tenía 10 años. Y hoy lo conmemoro rodeado de mis tomos del Tesoro
de la Juventud y haciendo finalmente público mi gran descubrimiento.
"Shakespeare
y Cervantes murieron el mismo día".
2 comentarios:
Todos los días busco nuevos post en 5 blogs. Uno de esos blogs es el tuyo y aunque no escribes desde hace un tiempo, mantengo la esperanza de que lo vuelvas a hacer. Ojalá y así sea. Saludos.
Estoy de acuerdo con el comentario anterior, tal vez estés viviendo cosas increíbles que reducen a nada tu tiempo para escribir, pero aún así te seguimos echando de menos.
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