jueves, 18 de abril de 2019

El insoportable


Mi grupo de teatro improvisado se reunió en el centro del escenario para el "círculo feliz" del final de la clase. Es un bonito momento semanal en el que todos se toman de las manos sudadas y se dicen unos a los otros - en una mezcla de admiración, piedad, y agilidad mental para notar quién falta - las cosas que funcionaron en la clase. Tradicionalmente, es un alegre y relajante ejercicio.

Hoy no. Dos segundos después de comenzar tan sacro evento, el protagonista de este blog les gritaba a todos que eran cabras que se dejaban dominar y que si algunos pudieran ser más graciosos se les agradecería. Un acto de crueldad innecesaria enorme: yo, gritándole a 10 gringos que no me conocen de nada (y a mi novio, que ya ha oído esos gritos antes) en mi inglés accidentado. Fui, literalmente, la persona que convirtió el "círculo feliz" en una crisis de rehenes. La cara de asco, sorpresa y desprecio de uno nuevo en el grupo me acompañará por un buen rato.

Luego le grité a la profesora, quien gritó de vuelta, terminé pidiendo que me devolvieran mi dinero y saliendo del teatro a la desbandada. Tendrán que leer el post de la semana que viene a ver si regresé, porque ahora no tengo una respuesta para ello. Si buscan otras páginas de este blog, verán que esta no es la primera vez que salgo yo de un grupo de teatro dando gritos, así que eso es lo de menos ahora. Además, los escenarios se hicieron para el drama (y créanme, la destrucción de ese "círculo feliz" fue el único en esa clase de ayer).

Tuve una causa, por supuesto, y puedo defenderla arduamente, pero no solo ya lo hice demasiado esta noche, sino que además no es lo suficientemente buena. Estoy aquí, escribiendo en este blog por primera vez en más de un año, para defender arduamente otro fenómeno: el hecho de que yo soy - y cualquier otro término sería un eufemismo - insoportable.

Muchos de mis enemigos al leer esto dirán: "Dinos algo que no sepamos". Todos mis amigos dirán exactamente lo mismo. Mis conocidos casuales, que normalmente no tienen que saber de males genios por no ser ni amigos ni enemigos, seguro dicen lo mismo. Mis parejas, ni les cuento. Pero ninguno sabrá nunca lo insportable que soy más que yo mismo.

Por eso escribir es lo mío: así puedo diluir mi mal carácter entre varios renglones y parecer divertidamente neurótico. Ojalá pudiera/quisiera diluirlo en la vida real.

No tengo causa. No creo que tenga cura tampoco. Este post no será uno de esos gloriosos en el que al final descubro porque me molesto tan fácilmente, le sonrío al infinito y voy y le pido disculpas a todos los del grupo del teatro. No: este es un post para declararme literariamente "inmetible" y poder dormir, porque llevo dos horas mirando al techo (al igual que ciertas comidas, después de cierta edad uno no debe fajarse después de las 10 de la noche).

Siempre le digo a mi novio que él quiere todo lo bueno de mí sin nada de lo malo, y que eso no es posible. Que todo viene junto y que se lo tiene que comer con la misma cuchara. Y por supuesto que tengo la razón. Si no fuera tan insoportable, tampoco sería tan intenso para las cosas buenas (no estoy para dar ejemplos de ellas ahora: háganse ideas).

Puedo culpar a los genes. Y a que soy huérfano, por supuesto. Como diría mi amiga Claudia, yo tengo todo el derecho del mundo a morir ahogado en mi propio vómito en una sauna de Canadá y todo el mundo dirá: "es que ha pasado mucho en la vida". Y obvio que tiene razón. Lo mismo con ser insoportable. Estoy jus-ti-fi-ca-do.

Pero ya con la justificación en la mano, me sigue interesando la causa. ¿Por qué yo soy así? ¿Por qué esa gritería cuando veo algo que no me parece justo? ¿Por qué elevo cualquier cosita a la categoría de drama trágico (insertar la cara de asco, sorpresa y desprecio del nuevo del grupo)? Hay personas - mis héroes - que ven esas cosas igual y les resbalan. No se involucran. No se fajan. No dicen nada...

Pensándolo de nuevo, esas personas no son mis héroes. Ni de nadie. Son frígidos. Cobardicas. Chanchulleros por detrás. Indiferentes. Brutos que ni saben lo que está pasando. Cabras. Prefiero ser cómo soy y que me griten histérico que ser como ellos...

¿Ven lo que les digo? El párrafo anterior fue escrito por mi mal carácter en uno de sus momentos cumbres. No lo voy a borrar porque ¿qué mejor muestra de mi "confesión" de que soy insoportable?

Antes hacía una cosa con los dedos en los que fingía que era un dial de radio y apagaba mi mal genio. Creo que funcionaba. Debería intentarlo ahora pero no quiero. Y así se queda uno, rumiando entre querer tener paz de espíritu y vengarse de todos los mosquitos que lo han picado. Ay, qué insoportable...

No sé si fue lo del dial (lo hice después de escribir ese párrafo) pero me entró sueño. Un sueño pacífico y algo avergonzado. Ese de "Ay, chico, no seas así. Cambia un poquito. Mira lo que le hiciste a esa gente, qué pena". Mañana ya se me habrá pasado, por supuesto, y volveré a ser insoportable y a pensar en que se lo merecían.

Quizás sea que no sé cómo canalizar mi energía... O los genes... Y ser huérfano, por supuesto... No sé. Por el momento, déjenme aprovechar este momento de calma para poder dormir.

Si sueño con la cara de asco, sorpresa y desprecio del nuevo del grupo, le pediré disculpas. Ya mañana, cuando despierte, no sé qué haré. Ser insoportable es bastante insoportable.


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